"Los Vicios Mentales de la Especie Humana: Una Cartografía de Nuestras Debilidades"

Por Victor D Manzo Ozeda. 

En el escenario mental de nuestra especie, los vicios mentales actúan no solo como meros traspiés en nuestro raciocinio, sino como verdaderas coreografías de nuestra psique, diseñadas, a su pesar, para engañarnos. Estas trampas cognitivas, tejidas en la misma urdimbre de nuestro ser, ofrecen una serie de distorsiones que, aunque encantadoras, desvían nuestro curso de la razón y el entendimiento plenos.

Negación de lo evidente: Aquí, la mente orquesta una fuga de la realidad, una suerte de acto en el que los hechos son opacados por el manto del deseo o el miedo, dejándonos tambaleando al borde de abismos que no queremos ver. Esta negación, aunque a menudo vista como una defensa, es en verdad una rendición, una capitulación ante el asedio de la verdad.

El prejuicio como segundo acto: Nuestra mente, dramaturga ingeniosa, escribe guiones llenos de estereotipos y juicios preconcebidos que interpretamos con tal naturalidad que apenas reconocemos su autoría. Este prejuicio es una reliquia de nuestro instinto tribal, un eco de antiguas oberturas de desconfianza y temor al otro.

La falacia del jugador como tragedia: En esta escena, somos jugadores empedernidos apostando contra la fortuna, creyendo erróneamente en patrones donde solo hay azar, jugabdo una mano de poker con la ilusión de control donde reina el caos.

Aversión a la pérdida como drama conservador. Aquí, el miedo a perder lo que poseemos nos impide aspirar a lo que podríamos ganar. Este acto revela nuestra preferencia por la seguridad de lo conocido, aunque el escenario prometa ser más un cepo que un refugio.

El efecto halo como engaño final: Idolatramos figuras proyectadas en las pantallas de nuestra percepción, confundiéndolas con verdades. Este efecto es un maquillaje que embellece y distorsiona, que convierte meros mortales en deidades falibles.

Estos vicios, lejos de ser simples errores de cálculo, son las sutiles y elaboradas coreografías con las que nuestra mente nos mantiene en un perpetuo estado de representación, alejados de la clara luz de la razón. Identificarlos y comprenderlos no es solo un ejercicio de introspección, sino un acto de liberación, una invitación a dejar de ser meros espectadores de nuestras propias vidas y a tomar, con plena conciencia, el guion de nuestro destino.

Comentarios

Entradas populares